Desde 2012, bajo la dirección de Gabriela Benac (referente del sector quesero), Luz Azul aceleró su expansión y hoy cuenta con más de 70 franquicias distribuidas en todo el país.
La clave del modelo es sencilla pero poco común en el sector: venta directa desde fábrica al consumidor, eliminando la intermediación. Luz Azul es la única franquicia del rubro lácteo que opera con un canal directo de producción a punto de venta, asegurando la calidad y continuidad en el abastecimiento, y mejorando considerablemente los márgenes para el franquiciado.
Con un esquema de autoservicio, los locales Luz Azul ofrecen quesos, dulce de leche y productos lácteos frescos a precios competitivos. Pero además del canal minorista, los franquiciados pueden sumar un segundo eje de negocio con venta mayorista, lo que permite diversificar ingresos en cada punto de venta.
Un modelo sin regalías (y con retorno ágil)
A diferencia de otros modelos de franquicia, Luz Azul no cobra regalías mensuales, un dato que resulta atractivo para quienes buscan un negocio con costos fijos más controlados. El canon de ingreso es de US$ 10.000 y la inversión inicial total ronda los US$ 68.000 incluyendo un stock inicial valuado en US$ 15.000. El contrato tiene una duración de cuatro años y, según estimaciones de la marca, el recupero de inversión se ubica en torno a los 18 meses.
Cada local emplea en promedio a tres personas y la facturación anual varía en función de la ubicación y volumen de ventas. Si bien por ahora el foco está en el mercado argentino, Luz Azul ya trabaja para llevar su franquicia a otros países de la región.
Ficha técnica de la GAF, aquí.
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