Bodega Gamboa nace en 2009 en la pampa húmeda, de la mano de Eduardo Tuite, nacido y criado en Venado Tuerto, Santa Fe, y quien desde muy pequeño desarrolló tres pasiones: el campo, el turismo y la innovación. El vino le llegó al ADN por el lado materna: los Gamboa, en su País Vasco natal, tenían una parra en su casa, ubicada en una zona poco habitual para el crecimiento de las uvas. Tal vez por eso su afán por producir vinos en sitios no tradicionales. Y tal vez también por eso, cuando logró cumplir su sueño de reunir todas sus pasiones en un mismo lugar, llamó a su proyecto Gamboa. su apellido materno, y que en el vasco euskaldun significa "por lo alto". "Por eso elegimos este punto alto de la zona pampeana para este desafío: porque nos atraviesa y porque confiamos en estas tierras como lo hicieron los pioneros genoveses que llegaron en 1880 para plantar los primeros viñedos, muy cerca de donde estamos ahora", remarcan desde la marca.
Eduardo Tuite, fundador de Gamboa.
Gamboa dio el salto al sistema de franquicias en 2024 y hoy ya opera con una primera unidad bajo este formato. El ingreso a la franquicia demanda una inversión total desde US$ 935.000 + IVA, que incluye el desarrollo integral del restaurante, la bodega y la finca. El canon de ingreso parte desde US$ 40.000 + IVA (según hectáreas) y las regalías se fijan en 7% sobre facturación de restaurante y bodega, más un 1% destinado a publicidad.
La facturación promedio anual por local se ubica en torno a US$ 1,9 millones entre las tres unidades de negocio, con una dotación de al menos 27 empleados. El contrato de franquicia tiene una duración de 10 años.
La propuesta de Gamboa se apoya en tres pilares:
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Experiencia gastronómica diferencial, con Chefs y Sommeliers reconocidos.
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Equipo enológico especializado, que lidera el proyecto y garantiza acuerdos con bodegas y proveedores de primer nivel.
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Sinergia con el turismo, gracias a convenios con agencias de viaje para atraer visitantes a las fincas.
A esto se suman ingresos complementarios a través de eventos especiales, alquiler de espacios para reuniones privadas y actividades vinculadas al mundo del vino.
Una franquicia con “valor agregado” para inversores
El modelo no requiere experiencia previa en gastronomía ni en vitivinicultura: la capacitación está prevista en la casa central (3 días) y en el espacio propio (otros 3 días). El perfil buscado es de franquiciado activo, dispuesto a involucrarse en la operación y aprovechar un negocio que combina lifestyle, networking y potencial de renta.
El requisito de espacio mínimo es un campo de al menos 5 hectáreas, preferentemente en zonas con acceso y atractivo turístico. Cada franquiciado accede a territorio exclusivo, lo que suma atractivo en un segmento de inversión de alto ticket y orientación premium.
Ficha técnica de la GAF, aquí.